Del 20 de enero al 09 de abril de 2012
Sala Rekalde presenta la exposición de pinturas de Rufo Criado (Aranda de Duero, 1952), un artista de referencia en el panorama actual de la pintura contemporánea. La exposición reune alrededor de 40 obras realizadas entre 1994 y 2010 y se articula a partir de la obra Sonidos de agua, que se muestra por primera vez completa en Bilbao compuesta por una secuencia de diez pinturas.
La interiorización del entorno natural ha sido una constante en la práctica artística de Rufo Criado que con el tiempo se ha revelado de manera cada vez menos objetiva. Si la naturaleza es un elemento básico en torno al que se han ido articulando y construyendo sus obras, el agua, como río y reflejo, es el origen o referente imprescindible de muchos de sus trabajos. A partir de ahí estructura las sensaciones visuales, racionaliza lo percibido y comunica a través del color.
Como una resonancia más de la naturaleza en la que se inspira la reflexión plástica de Rufo Criado, la exposición Sonidos de agua reúne los trabajos que tienen una relación directa con la experiencia del agua, unas de forma explícita y otras de manera más evocadora, geométrica y abstracta. Según sus palabras, “el agua actúa como metáfora de la vida, de transparencia para tiempos turbios, extraños, y como reivindicación de un positivismo que se mira en el espejo de la realidad cotidiana”. Sus obras también guardan relación con la idea de lugar, de proximidad, puesto que, para Rufo Criado, la experiencia estética está directamente vinculada a la asimilación visual y sensorial del entorno natural de su estudio.
Expresivo y sintético, gestual y geométrico, suntuoso en el color, el trabajo pictórico de Rufo Criado ha ido evolucionando no solo en la construcción de la obra sino en la asimilación de nuevos materiales. De la bidimensionalidad ha pasado a la estructura tridimensional y del formato ortogonal al circular, dando lugar a piezas que, sin perder su referencia pictórica, avanzan hacia el objeto, hacia lo escultórico. Porque ya desde hace un tiempo, Rufo Criado además de utilizar el acrílico, ha incorporado la pintura industrial, la fotografía y la pintura generada por ordenador, siempre a la búsqueda de una determinada cualidad del color y de una constante nexploración de los límites del espacio pictórico y de su relación con la naturaleza. De su experimentación deriva también el uso de la chapa, la rejilla o la madera como soporte, algo que remite a otro mundo diferente de la naturaleza, a aquél relacionado con el espacio urbano, con las vallas publicitarias o con la señalética, en una especie de híbrido entre paisaje y diseño urbano.
La serie Ojos de agua (2007), por ejemplo, son cajas de luz en las que ciñe con un cinturón de chapa metálica la huella de lo orgánico, representado por un boscaje de origen fotográfico bajo sucesivos planos de color. Pero al mismo tiempo, con estas composiciones circulares parece como si el pintor quisiera confesar que “ese fondo de ojo” siempre ha estado contemplando el paisaje. Por su parte en Días de Otoño. Reflejo nº1 (2006) Rufo Criado resuelve de manera inteligente el carácter exento de la pieza y la decidida hibridación entre imagen de síntesis, pintura, paisaje y mobiliario urbano. José María Parreño, autor del ensayo para el catálogo de la exposición explica como (…) “su obra permite una lectura de la abstracción como síntesis pero también como arte puro. Una interpretación del cuadro como signo y también como construcción.
